A propósito del Tassawwuf (Sheykh Habib 'Omar)


A propósito del Tassawwuf

Por Sheykh Habib 'Umar


Pregunta :
Su Da'wa está basada en el concepto del tassawwuf, un concepto que fue muchas veces victima de criticas vivas. Cual es vuestra opinión al respecto?


Respuesta :

Concebimos el término « Tassawwuf » en el sentido de un deseo ardiente de purificar el corazón, alcanzar las virtuosas cualidades proféticas, y como un medio de seguir el Mensajero de Allâh
. Esto lo comprendemos de los Imam de las primeras generaciones que fueron conocidos bajo la apelación de « Sufi ». Hace mas de mil años, el Imam al-Kalabadi escribió una obra intitulada “Introducción a la metodología Sufi”, en la cual no figura lo que fue desarrollado en los libros de los sabios que fueron afiliados al tassawwuf, así que testimonios sobre estos sabios a través de los siglos. Todos son unánimes para decir que el tassawwuf es una exhortación al noble carácter, a la práctica según su capacidad de la Sunna del Profeta y a un vivo deseo de quitar toda impureza del corazón. Si esta es nuestra comprensión de la definición del tassawwuf entonces todo musulmán que trabaja en la purificación de su corazón y de su relación con su Señor puede ser considerado como afiliado al tassawwuf.

Sin embargo, la gente tiene a veces opiniones alejadas de la verdad y de la realidad contextual. Puede ser que haya falsas ideas especialmente con respecto al tassawwuf, a las escuelas jurídicas o al Islam. Algunos creen que el tassawwuf es una sumisión o un alejamiento, o lo asocian a los caramillos y tambores pero también a historias, supersticiones e innovaciones en las cosas religiosas.
Lejos de la realidad, todo esto debe ser tirado y no puede de ninguna forma ser atribuido a los Imam que fueron, a través de los siglos, conocidos como siendo la gente del tassawwuf y siendo ellos mismos maestros en las ciencias islámicas del hadîth, de la jurisprudencia y del tafsîr. Así dentro de los narradores de los libros canónicos del hadîth, encontrarais constantemente gente del tassawwuf.

La única definición del término tassawwuf que conocemos es el deseo de purificar el corazón y el seguido del Profeta Muhammad
. Y si la palabra tassawwuf lleva a esto entonces su utilidad no puede ser negativa. No deberíamos dejar que una palabra se vuelva una barrera, privando así la gente de conocer su verdadero sentido. Invitamos la gente a no actuar de manera excesiva, como lo hacen algunos simplemente escuchando una palabra precisa, sino a examinar el concepto que se encuentra detrás de esta palabra. Si el término tassawwuf no les gusta entonces llamadlo por otra palabra, como por ejemplo Ihsan, ciencia del interior o purificación del alma. Llamadlo de la manera que lo escucháis pero el concepto quedará el mismo y no permitiremos que una simple palabra se pueda volverse causa de conflicto y que algo prive la gente de conocer la realidad del concepto. Igualmente, esto no nos impedirá informar nuestros hermanos de la responsabilidad que nos incumba a todos.

Sheikh Habib 'Umar.


La Fe y la Felicidad. (Sheykh Yûsuf al Qaradâwi)

La Fe y la Felicidad.
Por Sheykh Yûsuf al-Qaradâwi

La felicidad es el sueno al cual aspira todo ser humano, desde el filosofo con el pensamiento el más abstracto al hombre del pueblo lo más primitivo, desde el rey en su palacio lujoso al va sandalia en su casucha. Ciertamente, nadie no busca el sufrimiento ni se satisface de ser infeliz.
Donde se encuentra la felicidad?

No obstante, los hombres se enfrentan desde siempre a la pregunta: Donde se encuentra la felicidad?

Numerosos son los que buscaron donde no se encontraba, y volvieron manos vacías, agotados, desesperados, como alguien que hubiera buscado perlas en el desierto!

Por cierto, en cada época, la gente intento encontrar en los disfrutes materiales los más diversos, en todos los placeres de los sentidos; pero se dieron cuenta que eso no bastaba nunca a llevar a la felicidad, y que cada nuevo placer, muchas veces, no hacía mas que crearles nuevas preocupaciones.



Se encuentra la felicidad en el placer material?

Algunos lo creyeron, y pensaron que la felicidad residía en la riqueza, el lujo, el placer y la comodidad material. Pero en un país donde la gente alcanzo el nivel de vida lo más alto, donde la comodidad material está asegurada, que se trate de comida o de bebida, de ropas, de vivienda, de medios de transporte o de facilidades las más diversas… la gente igual se encuentra infeliz, sufra de depresión y busca otros medios para alcanzar la felicidad.

La abundancia de las riquezas no hace la felicidad, ni siquiera constituye el elemento principal de esta. Al contrario, la riqueza material hace a veces la desgracia de su propietario en este mundo antes del otro. Es por eso que Allah dice sobre algunos hipócritas, en el sentido:

« Que no te maravillen ni sus bienes ni sus hijos, Allah solo quiere preocuparles con esto en la vida de este mundo. » Sourate at-Tawba, « El arrepentimiento », versiculo 55.

La preocupación mencionada aquí es la preocupación causada por la pena, la desgracia, el dolor y los aprietos; es un sufrimiento sentido en este mudo, en la vida actual, a la imagen de la evocada en el hadîth:
« Viajar hace experimentar la preocupación »
Ahora bien eso es lo que constatamos en los para quienes el dinero y la vida de este mundo son la principal preocupación, el único objetivo y la única aspiración: estos sienten siempre un sufrimiento sicológico, un cansancio del corazón, una pesadez del alma, que tengan mucho o poco, nunca están satisfechos.
El hadîth transmitido por Anas según el Profeta -la paz y las bendiciones sean con el- , describe bien estos espíritus atormentados, en el sentido:

« Aquel que se preocupa por el mas-allá, Allah coloca su riqueza en su corazón y junta los suyos alrededor de él, y este mundo esta forzado venir hacia él; pero el que se preocupa por este mundo, Allah coloca su pobreza delante de él y dispersa los suyos, este no recibirá otra parte de este mundo que la que le está reservada. » Transmitido por at-Timidhî por la voz de Anas, y transmitido por Ibn Mâjah y otros en términos similares por la voz de Zayd ibn Thâbit.

Como lo dijo un autor anciano, « Aquel que ama este mundo tiene que estar determinado a sostener las desgracias. »

Aquel que está enamorado de este mundo no puede escapar a tres cosas: una preocupación permanente, un cansancio incesante y un remordimiento interminable. De hecho, el enamorado de este mundo no consigue obtener una cosa que ya desea otra, como lo dice la traducción del hadîth:
« Si el hijo de Adam poseía dos riveras de oro, desearía una tercera.»
Jésus, hijo de Maria ha comparado el enamorado de este mundo al bebedor de vino: mas bebe, mas tiene sed.

Procuran los hijos la felicidad?
Los hijos son, seguramente, la flor de la vida, la belleza de este mundo. Ocurre muchas veces, sin embargo, que los hijos no lleven nada sino penas a los padres y les recompensen con desobediencia e ingratitud en vez de manifestarles bondad y respeto. Hasta ocurre que los hijos maten sus padres para apropiarse su fortuna o porque representan un obstáculo a sus pasiones.
Así un padre se lamenta diciéndole a su hijo:

« Te he alimentado siendo chico, niño provee a tus necesidades. Crecías bebiendo mis consejos. Si una tarde te había causado alguna molestia, pasaba la noche desvelado, agitado. Pero cuando alcanzaste la edad adulta, y que para ti no me atrevía esperar, me recompensaste por dureza y brutalidad, como si fueras tu el generoso bienhechor!»

Hemos visto muchos ejemplos extraños de la ingratitud de los hijos y del desamparo de los padres, y hemos escuchado hablar de más extraño otra vez. Los padres son, de todos tiempos, desesperados por la ingratitud de sus hijos, a imagen del Rey Lear de Shakespeare que se exclamaba: « Cuanto más cruel que el diente del serpiente es la ingratitud de un hijo!»


Lleva a la felicidad el progreso científico?

La ciencia experimental, que permitió acercar la gente mas-allá de las distancias y allanar las dificultades… puede realizar la felicidad?

Por cierto, como lo dice el Doctor Mohammad Husayn Haykal, la ciencia nos permitió descubrir muchos secretos de la vida y sacar de eso un beneficio a un punto que nuestros predecesores ni hubieran imaginado.

Esta también cierto que la sed de conocimiento constituye una parte de la naturaleza humana. Cuando el hombre logra conocer una cosa, aspira profundizarla más o se interesa en un otro tema de investigación. Pero la ciencia no abre la puerta de la felicidad. Al contrario, lleva muchas veces al aburrimiento o a la inquietud. La felicidad es este lindo sueno que vemos brillar ante nosotros, que queremos agarrar y del cual nunca tenemos bastante: desde el alba de la humanidad, los hombres siempre corrieron tras la felicidad, pero cuando piensan haber alcanzado el objetivo, el maldito demonio se pone en medio de su camino. Esta felicidad tan buscada no reside en la ciencia, porque la ciencia corresponde a un deseo, y el deseo no lleva a la felicidad. Cuantos sabios consagraron su vida a la ciencia, para sufrir, al fin del camino, amarga decepción constatando que su ciencia no les había llevado nada otro que un aumento de aflicción; ellos recomendaron entonces que sus hijos fueran educados en le fe y sigan su naturaleza, sin pedirle a la ciencia que descifre los misterios del Invisible.
Nuestro conocimiento, tan vasto sea, queda ínfimo comparado a la inmensidad de este universo infinito. Así Nietzsche y otros grandes pensadores, que afirmaban que la ciencia lograría un día o el otro rasgar el velo del Invisible, se debilitaron viendo que este velo era sin fin, y tuvieron que admitir que corrían atrás un espejismo desprovisto de realidad, aunque el objetivo de este espejismo fuera justamente penetrar el secreto de la realidad.
El filosofo británico contemporáneo Bertrand Russel, a pesar de su punto de vista materialista, admite que si la ciencia permitió al hombre salir vencedor de su lucha contra la naturaleza, no le sirvió para nada en la lucha contra sí mismo, y que en este campo la fe siempre prevalece.

El Doctor Henry Lenk, famoso sicólogo americano, se opone a los que niegan la fe en el Invisible en el nombre de la ciencia y del respeto del pensamiento, y muestra que la ciencia no basta procurar al ser humano la verdadera felicidad:
“En realidad, existen en cada campo de la ciencia fenómenos capaces de alimentar el fuego de este error que consiste en otorgar al pensamiento una importancia excesiva. Sin embargo, son los sicólogos quienes llegaron a la conclusión que apoyarse únicamente sobre el pensamiento daña la felicidad del ser humano, aunque no dañe su excito. Estas descubiertas fueron reveladas después de la experiencia de estos sicólogos con gente y de estudios científicos que dirigieron sobre miles de personas. Añadamos también que las investigaciones que llegaron a estas descubiertas tomaron en cuenta el vínculo con la religión, la personalidad y la filosofía en general.

No pudimos llegar a una solución definitiva para los problemas complejos de la vida, y no beberemos a la fuente de la felicidad por el único medio del progreso de los conocimientos y de la ciencia. El progreso científico significa más perplejidad y preocupaciones. Hasta que estas ciencias se unifiquen en una concepción clara y aplicada a las verdades de la vida cotidiana, no lograran liberar los espíritus que les dieron luz. Pero al contrario, no faltaran en llevar estos espíritus a su destrucción y descomposición. Además, esta unificación tendrá inevitablemente que venir por otra vía que la de la ciencia: quiero decir por la vía de la fe.”

La felicidad se encuentra dentro del ser humano.

Entonces la felicidad no reside en la riqueza, en el poder, en la abundancia de los hijos, ni en la ciencia material.
La felicidad es algo abstracto, impalpable, que no podría ser medida o contenida, tampoco no podría ser comprada con dinero.

La felicidad es algo que el ser humano siente en el fundo de si mismo… una pureza del alma, una serenidad del corazón, una alegría interior, una paz de la conciencia.
La felicidad es algo que emana del interior del ser humano, y no algo que se puede procurar al exterior.

Se cuenta que un marido, dejándose llevar por la ira contra su esposa, le dijo con un tono amenazador:
« Te hare infeliz! »
A lo que la mujer contestó con calma:
« No tienes el poder de hacerme infeliz, y tampoco el de hacerme feliz. »
El esposo, furioso, preguntó:
« Como así, no tengo el poder para hacerlo? »
La mujer respondió con confianza:
«Si la felicidad fuera cuestión de dinero podrías privarme de ella; si venía de adornos y joyas podrías despojarme de ella; pero la felicidad proviene de algo sobre lo cual no tienes ningún poder, ni tu ni nadie en el mundo !
El marido, sorprendido, interrogó:
« Y que es ?»
La esposa replico con convicción:
«Encuentro la felicidad en mi fe, y mi fe está en mi corazón; y nadie no tiene ningún poder sobre mi corazón, excepto Allah! »

Esa es la verdadera felicidad, la felicidad que ningún ser humano no tiene el poder de darla, ni de tomarla de nuevo al que la posee. Es esta felicidad que le hace decir al piadoso creyente:
« Si los reyes sabían cual es nuestra felicidad, nos combatirían con sus sables!»

Un otro, penetrado por este éxtasis espiritual, dijo:
« Vivo momentos durante los cuales pienso: si los anfitriones del Paraíso conocen la felicidad, están seguramente plenamente satisfechos. »

A los que conocen tal felicidad les dan igual lo que pueda suceder, por más que estén en problemas; sonríen a la vida y aunque les muestre los dientes, toman las penas con filosofía. Las pruebas se metamorfosean para ellos en ventajas, suscitando el reconocimiento donde otros no ven nada mas que desgracias, por las cuales se lamentan. Es como si fuera que poseyeran glándulas espirituales particulares que secretarían una substancia cuyo efecto sería cambiar las malandanzas de la vida en ventajas.


Lo mínimo de comodidad material necesaria a la felicidad.
No negaremos que la comodidad material tiene un papel en la realización de la felicidad. Como lo podríamos, sabiendo que el Profeta -la paz y las bendiciones sean con el- dijo lo que significa:
« Forman parte de la felicidad del hombre: una buena esposa, una buena vivienda y una buena montura. » Transmitido por Ahmad con una cadena de transmisión autentificada, por vía de Sa'd ibn Abî Waqqâs.

Sin embargo, la comodidad material no es el elemento esencial de la felicidad; es más una cuestión de calidad y cantidad. Le basta a un hombre estar lejos de las preocupaciones materiales susceptibles de perturbar la existencia, como una mala esposa, una mala vivienda o una mala montura, de gozar de la seguridad y de la salud y de poder asegurar su subsistencia sin dificultades excesivas. Que justa esta la palabra del Profeta -la paz y las bendiciones sean con el- cuando dice lo que significa:

« El que se despierta de mañana en seguridad, con buena salud, con delante de si mismo lo necesario para comer durante el día, es como si fuera que la totalidad de este mundo le perteneciera.» Transmitido por al-Boukhârî en la selección de textos emanando de una misma fuente al-Adab al-mofrad, por at-Tirmidhî quien le considera como un hadïth bueno aislado, y por Ibn Mâjah.

Si la felicidad es un árbol cuyas raíces se fortalecen en el alma y el corazón del ser humano, entonces la fe en Allah y en el Más-allá son el agua y el alimento, el aire y la luz.

La fe hace brotar en el corazón del ser humano fuentes inagotables sin las cuales la felicidad no podría realizarse: estas fuentes son la serenidad, la seguridad, la esperanza, el contento y el amor.
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source : http://aslama.com/rappels/foi-bonheur.php

El silencio es una salvaguardia.


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El silencio es una salvaguardia.

Extracto de Sabiduría Celeste, por el Sheikh Ahmad Al-`Alawi

Hablar puede perjudicar y revelarse una fuente de desgracias; pues está claro que el silencio constituye una salvaguardia, y que solo debe abundantemente hablar aquel a quien el Misericordioso le permitió pronunciar una palabra justa.
« El día en que el Espíritu [el Ángel Gabriel] junto con los demás Ángeles se pongan en fila [sumisos] nadie hablará, salvo aquel a quien el Compasivo se lo permita y sólo diga la verdad. » (Corán, 78, 38)

Las palabras son de hecho raramente privadas de la influencia del alma pasional, pero aquel que el Misericordioso se le permite no hablar bajo el efecto de la pasión habla por Allah, escucha Su Palabra y transmite su mensaje, y es por eso que, en su caso, le es preferible hablar; pero sin tal grado, más vale callarse, con el fin de protegerse. Un día un compañero dijo al Mensajero de Allah  : « Infórmame sobre el islam, y que pueda ser dispensado de preguntar a quien sea después de ti. »
- Di: « Creo en Allah », y luego haz prueba de rectitud, contesto el Profeta .

- Que debo temer? pregunto el compañero.
El Profeta  designo su lengua con su mano. [Ibn Hanbal, Musnad, III, musnad Jâbir Ibn 'Abdallâh.]

'Uqba conto también que le había preguntado así: « Como asegurar su salvaguardia? »
-Reteniendo tu lengua, quedándote en tu casa y llorando sobre tus faltas,  le había respondido el Profeta [Tirmidhî, Sunan, IV, bâb mâ jâ'a fî hifdh al-lisân, n° 2517]
Dijo También: « Toda palabra que profiere el hijo de Adam esta a su carga y no juega en su favor, salvo en tres casos: cuando manda un bien, prohíbe un mal o invoca Allah. [Tirmidhî, Sunan, IV, bâb mâjâ'a.fî hifdh al-Iisân, n° 2525.]

Pero podríamos limitarnos a citar la Palabra divina: « 
En muchas de las conversaciones secretas no hay ningún bien, salvo que sean para realizar una caridad, una buena acción o reconciliar a los hombres. Quien haga esto anhelando complacer a Allah, le agraciaremos con una recompensa grandiosa. » (Coran, 4, 114)

Le fue preguntado a un sabio porque hablaba tan poco, a lo que respondió: « Dios nos ha dado dos orejas y una lengua, para que escuchemos dos veces más que hablamos, y no lo contrario! »
Como lo hemos dicho:
Escucha las Palabras del íntimo Amigo,
Y no hables precipitadamente antes de haber comprendido.
A caso no tienes dos orejas para escuchar y una sola lengua para hablar?
No es este el signo que hay que escuchar dos veces más que hablar?

En resumido, el discípulo debe escuchar más que habla, y sobre todo cuando se encuentra en presencia de un sabio, caso en el cual debe callarse. Como podría hablar en presencia de hombres cuyas palabras provienen directamente de la efusión (al-fayd) divina? Cuales declaraciones el que no alcanzo su grado podría oponérseles? Debe empezar por entenderles bien. Así, el que quiere asegurar su salvaguardia no debe, cuando se encuentra en compañía de la gente de Allah, contradíceles con palabras privadas de luz y inoperantes, ni exhibir su sabiduría frente a ellos. Sîdî Abû Madyan decía al respecto:
Guarda el silencio, al menos que se te haga una pregunta,
Y si este es el caso, responde: « No lo sé».
Utiliza la ignorancia como velo de protección.
El hombre se equivoca mucho mas que tiene razón cuando habla (abordando temas con caracteres espirituales o religiosos) con los sabios, porque ignora sus grados espirituales y no entiende sus léxicos, que no tiene transcurso entre el común de los creyentes. Sea lo que sea, el silencio es laudable y presenta una salvaguardia para los discípulos o cualquier persona en la mayoría de las situaciones. Que tan justos son estos versos:
Si el silencio te asombra, sabe que fue, antes de ti,
El caso por gente mejor que ti.
Y si se te ocurre a veces, habiendo guardado el silencio, de arrepentirlo,
Se te ocurre mucho mas arrepentirte por haber hablado.
El silencio es una protección mientras que hablar
En la mayoría de los casos, no te permite mejorar.



Dijo Ja'far al-Sâdiq:
« Estar en seguridad (religiosa) se volvió una cosa tan rara que la búsqueda misma de la seguridad se volvió invisible. Si debes hacer algo, entonces guarda mientras posible el silencio, y si no consigues guardarlo, entonces actúa mientras posible como los piadosos ancianos: el hombre feliz es aquel que encuentra un lugar de jubilación en sí mismo. »