La obligación de la shahâdah para ser Musulmán (Ahmad Mash-hûr Al Haddâd)

Ash shahâdah se traduce literalmente por «el testimonio». El testimonio del cual se trata aquí es el testimonio supremo, la esencia de la existencia y del éxito, la verdad pura y la mejor de las palabras:
 
No hay divinidad fuera de Allâh, Único y sin asociado, y Muhammad es Su servidor y mensajero.
 
Lâ Ilâha illa Llâh, wahdahu lâ sharîka lah, wa Muhammadun 'abduhu wa rasûluhu.
 
Si el hecho de creer en un Dios, Único por Su número y por Su Esencia, es una condición obligatoria para ser Creyente, también es obligatorio dar fe a todo lo que reveló. Siendo que el Profeta Muhammad es el Sello de los Profetas (que Allâh les bendiga todos con abundancia) y qye es el que transmitió el Sello de los Libros Revelados: Al Qur°ân (el Coran), el último Mensaje Divino antes del fin del mundo, es obligatorio reconocer su profecía y su estatuto ante Allâh (exaltado sea) para todos los que se afilian al Islâm, la religión de la sumisión total a un Dios Único, Poderoso y Majestuoso.
 
Ash Shaykh Al Habîb Ahmad Mash-hûr Al Haddâd (que Allâh le haga misericordia) habló de esto en su Miftah Ul Jannah :
 
«Ninguna de las decisiones que proceden de la buena palabra en esta vida y en la otra puede ser obtenida si no le añadimos la afirmación de la profecía y la misión que está investida en el Sello de los Profetas y de los Mensajeros, Sayyidunâ Muhammad (que las Bendiciones y la Paz de Allâh estén con él y con su familia). Quienquiera afirma la Unicidad de Allâh pero rechaza la misión de Muhammad (que las Bendiciones y la Paz de Allâh estén con él y con su familia) no hace parte de los Ahl Ut Tawhîd (gente del tawhîd), sino que es un negador de Allâh tanto como el que rechaza el tawhîd (la palabra “lâ ilâha illa Llâh”), ya que rechaza lo que Allâh proclamó respecto a Su Mensajero, y rechaza Su mandamiento según el cual debemos testimoniar del Mensaje, afirmarlo, obedecerle y seguirle, tomar el camino del Mensajero, y también rechaza su admonición de no contravenir a Sus mandamientos.
 
Dijo (exaltado sea): «Muhammad es el mensajero de Allah» [Sûrah 48 – Âyah 29] […]« ¡Oh Profeta! Es verdad que te hemos enviado como testigo, anunciador de buenas nuevas y advertidor. Y para llamar a Allah con Su permiso y como una lámpara luminosa. » [Sûrah 33 – Âyât 45 et 46] ; y « ¡Vosotros que creéis! Obedeced a Allah, obedeced al Mensajero! » [Sûrah 4 – Âyah 59] ; y « Si amáis a Allah, seguidme » [Sûrah 3 – Âyah 31] ; y « Que se guarden los que se oponen a Su mandato de que no les venga una prueba o un castigo doloroso.» [Sûrah 24 – Âyah 63]. Y existe muchos otros versículos al respecto.
 
Afirmar la misión de Muhammad (que Las Bendiciones y la Paz de Allâh estén con él y con su familia) no es una cosa completa mientras no tenemos la certitud de que su misión engloba la totalidad de la creación, los árabes y los no árabes, los ser humanos y los jinns. Dijo (exaltado sea): « Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos. » [Sûrah 21 – Âyah 107] ; y « Y no te hemos enviado sino como anunciador de buenas noticias y advertidor para todos los hombres» [Sûrah 34 – Âyah 28] ; y « Di: ¡Hombres! Es cierto que yo soy para vosotros el Mensajero de Allah » [Sûrah 7 – Âyah 158].
 
Pues quienquiera rechaza la universalidad de su mensaje, o dice que es un Mensajero solamente para los árabes, es culpable de incredulidad, como lo muestran los versículos más arriba, que son muy explícitos respecto a la dimensión universal de su misión. Dijo (que Las Bendiciones y la Paz de Allâh estén con él y con su familia), en el sentido: «Fui enviado a la humanidad entera.» [Al Bukhârî & At Tirmidhî]. Así, mandó cartas a los reyes de este mundo para llamarles al Islâm. La llamada al Islâm se difundió en todos los países de la tierra y alcanzó las diversas naciones, que respondieron masivamente, con intenciones sinceras y corazones abiertos. 
 
Desde este punto de vista, algunos versos de un poema que he escrito un día, acerca de su misión (que las Bendiciones y la Paz de Allâh estén con él y su familia) me vienen a la mente:
 
Has bajado sobre la tierra de los hombres para enseñar
Como la lluvia que cubre toda su longitud y su amplitud.
 
Como un sol brillante en el resplandor de la mañana
Que no deja ni noche, ni estrella, ni luminario para distraer.
 
Dejaste (la religión) tolerante, radiante de luz,
Tirando de su cola a través la duna del cielo supremo.
 
Giró con los días y las noches, y mandó
Las tropas de la Verdad desahogándose a raudales abundantes.
 
Su emisario es el Qur°ân que guía hacia el camino los más rectos
La vía la más potente, la palabra la más buena. »
 
Fin de citación.
 
Al Muwahhidûn.



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