El exceso de comida, de sueño y de palabras endurece el corazón

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El exceso de comida, de sueño y de palabras endurece el corazón
Extracto de Sabidurías Celestas
por Sheikh
Ahmad Al-'Alawî





Todo acto que lleva a la distracción es de misma natura que esta porque el exceso de comida, de sueño o de palabras hacen parte de las cosas reprobables según la Revelación, y particularmente para el que sigue la vía espiritual, cuyas bases consisten justamente en visar la moderación en todo, de manera que el interior se ilumine de los conocimientos divinos. De hecho, si los caprichos interiores se suceden permanentemente en el corazón o generalmente todo lo que le perturba, se endurecerá inevitablemente.

Los beneficios del ayuno, del silencio y de la velada son aspectos bien conocidos de la vía espiritual; muchas cosas fueron escritas al respecto y muchos poemas los elogiaron. Se ha dicho por ejemplo, para reprobar la saciedad, que Dios no le mira al cuyo vientre está repleto de comida. El Profeta
y sus Compañeros no comían sino por necesidad, confirmadamente al hadîth transmitido por Anas, en el sentido:
« Fâtima le trajo al Profeta  un pedacito de pan. Le pregunto:
- Que es esto, Fâtima ?
- Es un pedazo de pan; no pude resistir en traértelo.
- Es la primera cosa que como desde hace tres días, confió el Profeta
 [1]. »
Considera el sentido de esta noble tradición: si la saciedad hubiera sido alabable, el Profeta no hubiera encontrado en la abstinencia un motivo de contento. Se ha dicho en este sentido:

Un vientre hambriento, un asceta flaco, dotado de una confianza absoluta en Dios,
Que encuentra en su hambre una razón de agradecerle a Dios.

También se ha dicho:
Si este mundo fuera para la virtud recompensar,
No podría encontrar de que prosperar el injusto.
No veríamos los nobles profetas hambre pasar
Mientras que en este los animales tienen el vientre repleto.

El Profeta  decía: « No matad los corazones por la comida y la bebida, pues el corazón le parece a los cultivos, que el exceso de agua mata. [2]. »

Se cuenta que el Imam al-Bukhari se acostumbro a no comer más de dos o tres dátiles por día, porque tenia vergüenza ante Dios de irse frecuentemente al baño.
Es por eso que sus corazones fueron iluminados y se volvieron fuentes de conocimiento y de secretos; si habían actuado de otra manera, no hubieran podido volverse guías para los otros. Hubieran alcanzado este elevado rango si hubieran exagerado en materia de comida y de sueño?


Mata el corazón, el exceso de comida,
Así como los cultivos, el exceso de agua mata.
Un hombre sutil podría perder en esto su inteligencia.
Algunos bocados pueden neutralizar sus esfuerzos hacia la excelencia.

El Profeta dijo: « Satán circula en el cuerpo del hombre a través de la sangre; hacedle obstáculo gracia al hambre [3] ». Se dice también que cuando Dios creó el mundo, plazo la ciencia y la sabiduría en el hambre, la posesión demoniaca y la transgresión en la saciedad. Ibrâhîm al-Dasûqî decía: « El aspirante sincero encuentra su fuerza en el hambre y su bebida en sus lagrimas[4]; es la condición de los verídicos (siddîqûna). » Moulay l-'Arabî al-Darqâwî decia: « En estos días, algunos discípulos comen la cuantidad que puede alzar un camelo, beben el equivalente de una charca y además añaden: " Le falta algo a este sheykh", y que Dios maldiga los mentirosos! »

En cuanto a la excelencia de la velada y al lado nocivo del sueño, están necesariamente reconocidos de todos; es más claro todavía en la vía espiritual, y la pura tradición se afirma explícitamente. El Profeta
dijo en el sentido:
« Gabriel vino y me dijo:
- Eh Muhammad, vive como quieres, de todas formas morirás, ama lo que quieres, de todas formas tendrás que dejarlo; actúa como te parezca, serás retribuido en consecuencias; sabe que el creyente adquiere la nobleza por sus veladas y la fuerza por su independencia frente a la gente [5]

Fue igualmente relatado que se levantaba en el último tercio de la noche y que dijo un día en el sentido:
« Acordaos de Dios!
Acordaos de Dios! Resonó el primer toque de cuerno, y le siga el segundo (79, 7) ! La muerte y todo lo que le acompaña están aquí! La muerte y todo lo que le acompaña están aquí! [6]! »

Pero basta acordarse que de tanto que rezaba durante la noche sus pies eran tumefactos. [7].

Esta relatado que Abû Yazîd al-Bistâmî, cuando era niño todavía, aprendía el Coran a la escuela. Cuando llego a la surah 73 « El Envuelto en el manto », le pregunto a su padre:

« Quien es esta persona a quien Dios le ordeno levantarse de noche? »
-Es nuestro Profeta, Muhammad
, le respondió el padre.
-Porque no haces como tu Profeta
? Le pregunto Abû Yazîd.
-Porque es una dignidad que Dios le ha especialmente acordado, respondió el padre.
Cuando Abû Yazîd llego a la parte siguiente del versículo: así que una parte de los que están contigo, pregunto de nuevo: «  De quien se tratan, padre mío »
-De los compañeros de Muhammad
.
-Porque no actúas como los compañeros de Muhammad
?
-Porque Dios les ha especialmente dado la fuerza para levantarse de noche.
-Padre mío, no hay nada bueno en alguien que no tiene como modelo Muhammad
 y sus compañeros! concluyo Abû Yazîd.
El padre se puso entonces a rezar de noche. Abû Yazîd le pregunto:
-Padre mío, enséñame a rezar de noche!
-Eres todavía demasiado joven! rehusó el padre.
-Cuando Dios reunirá todas las creaturas en el día de la resurrección, y que les ordenara a la gente destinada al paraíso de irse, diré que quise hacer la oración de noche y que mi padre se ha opuesto a esto! insistió  Abû Yazîd.
-Hijo mío, levántate de noche y reza, se resigno el padre.

Relatamos que después de la muerte del Imam Junayd, uno de sus compañeros le vio en sueño y le preguntó: « Que es lo que tu Señor hizo de ti? » Respondió: « Todas esas alusiones espirituales se fueron, todas esas ciencias desaparecieron, y todas esas descripciones se borraron. Solamente nos fueron útiles las pequeñas rak’a [8] que solíamos realizar antes del alba. » Pues si hasta este Imam, con toda la nobleza y la grandeza que le caracterizaban, no descuidaba de levantarse de noche y afirmaba que hasta algunas pequeñas rak’a le habían sido útiles, como los otros podrían pasarse de estas?
 Ô Dios mío, revivifica nuestros corazones y otórganos las mismas gracias que las que recibieron nuestros nobles predecesores!

Dhû l-Nûn al-Misrî contaba lo siguiente:

« Le encontré a una mujer en una de las costas del Prójimo-Oriente, a la cual preguntaba:
- De dónde vienes?
- De lo de gente que se alzan del lecho para invocar a su Señor (32, 16).
- Y a donde te quieres ir?
- A lo de hombres a quienes ni los negocios ni el comercio les distraen del recuerdo de Allâh (24, 37).
- Descríbamelos !
Recito entonces los versículos siguientes:

Gente cuya inspiración está fijada en Dios
Y que no aspiran a nada sino El-mismo.
Esta gente busca únicamente su Señor y Maestro, Dios.
Que excelente objetivo que el Único, el Subsistente por Si-mismo.

En cuanto al hecho de evitar de hablar demasiado, todos conocen este precepto. Basta recordarse el dicho  « La palabra es de plata pero el silencio de oro », así que este hadîth del Profeta : « Que el que cree en Dios y en el ultimo día hable en bien o que se calle [9]. » Los hombres de Dios –que les acorde Su aceptación y les haga beneficiar de Su plena satisfacción – no hablan sino para invocar Dios o para tratar de sujetos que se acercan de Él, temiendo de rozar la inconveniencia, porque se dice que el que habla mucho comete también muchos pecados.

Uno de ellos cuenta:

« Estábamos un día de viaje, recorriendo el desierto sufriendo de sed, cuando vimos la cabaña de un monje. Nos dirigimos hacia el edificio y llamamos:
- Eh, monje!
Pero este no respondía. Después de haber insistido varias veces, salió y nos dijo:
- No soy un monje, soy una bestia feroz! Por eso le encarcelé a mi alma en esta cabaña para que no lastime las creaturas de Dios con mi lengua.»

Un otro afirmaba haber hecho voto de no usar su lengua excepto para pronunciar las Palabras reveladas de Dios, afín de impedirle a su alma hablar demasiado.

En las hagiografías de los santos, se dice que Abdallâh Ibn al-Mubârak contaba la historia siguiente:

« Me fui para cumplir la peregrinación a la Casa Sagrada de Dios y visitar la tumba del Elegido, y entonces que estaba en camino, vi una silueta negra que era en realidad una vieja mujer vestida de una matilla hecha de lana. Le dije:

- Que la paz, la misericordia de Dios y Sus bendiciones sean contigo!
- Les dirán de parte de un Señor misericordioso: « !Paz ! » (36, 58) respondió ella.
- Que Dios te haga misericordia. Que haces en tal lugar? preguntaba yo.
- Aquel a quien Allâh extravía, no podrá encontrar quien le dirija. (7, 186), respondió ella.
Comprendí entonces que estaba perdida, y le pregunté:
- Adonde te vas?
- Gloria a Quien hizo viajar a Su Siervo de noche, desde la Mezquita Sagrada a la Mezquita Lejana (17, 1)!
Entendí entonces que volvía de la peregrinación y se dirigía hacia Jerusalén.
Le pregunté:
- Desde cuanto estas aquí?
- Tres días (19, 10).
- Visiblemente, no tienes nada para comer?
- El me da de comer y de beber (26, 79).
- Como haces tu ablución aquí?
- Si no encontráis agua, recurrid a arena limpia (5, 6).
- Llevo conmigo un poco de comida, quieres comer?
- Luego, observad un ayuno riguroso hasta la caída de la noche. (2, 187).
- No estamos en Ramadán!
- Y si uno hace el bien espontáneamente, Allâh es agradecido (2, 158).
- Pero podemos romper el ayuno cuando estamos de viaje!
- Pero os conviene más ayunar. Si supierais… (2,184) !
- Porque no hablas como yo?
- El hombre no pronunciara ninguna palabra que no tenga siempre a su lado un observador preparado (50, 18).
- De donde eres?
- No vayas tras algo de lo que no tienes ningún conocimiento. Del oído, de la vista, del intelecto, de todo eso se pedirá cuenta. (17,36).
- Hice mal, entonces perdóname.
- Hoy no os reprochéis nada! Allâh os perdonara! (12, 92).
- Quieres subirte encima de mi camela afín de alcanzar la caravana?
Entonces que se iba a subir, me dijo:
- Di a los creyentes que bajen la mirada (24, 30).
Entonces bajaré los ojos para no verla, pero cuando estaba intentando subirse, la camela se asusto y su vestido se rompió, lo que le hizo decir:
- Cualquier dolor que os aflija es a causa de lo que se buscaron vuestras manos (42,30).
Entonces le dije:
- Espera que la retenga.
- Pero le dimos comprensión de ello a Sulayman (21, 79), respondió ella.
Pues agarre la camela y le dije que se suba, lo que hizo, luego de que se exclamó:
- Gloria a Aquel que nos subordino esto, ya que nosotros no habríamos sido capaces de hacerlo. Y verdaderamente hemos de retornar a nuestro Señor.(43, 13-14).
Agarre la  brida de la camela y la hice trotar echando gritos, lo que le hizo decir:
- Sé moderado al caminar y baja la voz (31, 19).
Caminaba entonces despacito, cantando, pero me cortó:
- Recitad del Coran lo que os sea fácil (73, 20).
- Fuiste bien gratificada, dije entonces.
- Pero solo recapacitan los que saben reconocer lo esencial (3, 7), respondió ella.
Después de un tiempo, entonces que andábamos así, le pregunte:
- Estas casada?
- Vosotros que creéis! No preguntéis por cosas que si se os revelaran os harían mal.(5, 101).
Pues me calle, y continuamos así nuestro camino hasta que alcanzamos la caravana, luego de que le pregunte:
- Esa es la caravana: que vas a hacer ahora?
- La riqueza y los hijos son el adorno de la vida de este mundo (18, 46), respondió.
Comprendí entonces que tenía hijos. Nos acercamos de las tiendas y le dije:
- Ahí están las tiendas, que quieres hacer?
- Y Allah tomo a Ibrahim como amigo intimo (4, 125) ; Y a Musa le hablo Allah (4, 164) ; Yahya! Toma el libro con fuerza! (19, 12) ! respondió ella.
Entonces llamé:
- Eh Ibrâhîm! Eh Mûsa! Eh Yahya!
Aparecieron jóvenes tan resplandecientes que la luna. Cuando se sentaron, dijo ella:
- Enviad a uno de vosotros a la ciudad con el dinero que tenéis para que mire cual es el alimento más puro y os traiga provisión de él; pero que actúe con sutileza (18, 19).
Uno de ellos se fue entonces de compras, y cuando volvió puso la comida delante de mí. Dijo entonces ella:
- Comed y bebed alegremente por lo que adelantasteis en los días pasados! (69,24).
Dirigiéndome a los jóvenes, dije:
- No tocare esta comida tanto que no me harán dicho lo que le paso a esta mujer.
- Esta mujer es nuestra madre, hace 40 anos que habla únicamente citando el Coran, temiendo cometer una falta que provoque la ira del Misericordioso.
- Ese es el favor de Allah que El da a quien quiere (5, 54), concluí yo. »


Notas :

[1] Ibn Hanbal (Musnad, III, musnad Anas Ibn Mâlik) relata una versión ligeramente diferente de este hadîth.
[2] Al-'Irâqî, Takhrîj ahâdîth al-ihyâ, n° 4.
[3] La primera frase se encuentra en la mayoría de las compilaciones (por ejemplo: Bukhârî, Sahîh, n° 5865).
[4] El hambre es la necesidad natural, motor del que busca la Verdad, mientras que las lagrimas son el producto de sus inspiraciones; en cuanto a la bebida, son sus estados.
[5] Hâkim al- Nîsâbûrî, Mustadrak 'alâ l’sahîhayn, IV, kitâb al-riqâq, n° 7921/78.
[6] Tirrnidhî, Sunan, IV, abwâb sifat al-qiyâma, n° 2574.
[7] Cf. Bukhârî, Sahîh, III, kitâb al-tafsîr, bâb qawlihi liyaghfira laka Allâhu ma taqaddama…, n° 4556.
[8] Ciclos que componen la oración.
[9] Bukhârî, Sahîh, IV, kitâb al-adab, bâb man kâna yu’minu billâhi wa l-yawmi al-‘akhiri falâ yu’dhi jârahu, n° 5672.

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